domingo, 4 de septiembre de 2011

Un acto vale más que mil imágenes

E imitando a la luna, oculta siempre una parte de su rostro
que gira al compás de tu cabeza, cuando asume el papel de aquel gato, víctima de curiosidad...
y bailando, disimula, sofisticada e imperceptiblemente una estrategia de evasión
porque aprende que no basta sólo con jugar
sin que otro jugador iguale la apuesta.
Y prendiendo un cigarrillo, no queda más que esperar,
que mejor pisar el freno si a primera vista no eclipsa;
preferible tirar la toalla, que perder en un predecible knock out...
Y sin embargo, debería conciliar
que cuando se siente en las venas la música que tocas,
es mejor dejarse llevar, y entregarse al viento
que lo que hoy dosificás, siempre va a quedar dentro
vestido de arrepentimiento, recuerdo,
o amargura enfrescada de potencias que nunca serán (ya nunca serán)
que para la vida no existen coronados exentos de esos altos tributos
que nos cobra en cada cuota de equivocación...

No hay comentarios:

Publicar un comentario