Pero resulta que
cada vez que logra ensamblar las partes
llega un viento
cruento que destroza las débiles estructuras logradas, sin un migaja de piedad.
En esa enfermiza
manía de estar pero no estar,
de imponer
presencia con apenas un acto, luego de barajar cartas de olvido
jugando a ser
extrañado, y sin sacar comodines...
De caminar por el
filo de la navaja a carcajadas
sabiendo que
puede caer con las piernas abiertas en el intento,
y esa extraña
mezcla de inocencia y perversión
que tan bien
correspondida es con su fruto, de odio y
amor absoluto..
una inyección de
dosis diaria de masoquismo
de querer y no
querer, de sentir y no discernir realidad de fantasía!
De que lo único seguro
es la duda (y como pesa...)
De que, en la soga
de sus emociones, es equilibrista poco experimentada
y el motor de sus
impulsos no le puso siquiera una red por si acaso…
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