Cuando podas tus arbustos mentales,
la claridad te deja ver ahora nuevos horizontes.
La vista, realmente exquisita, tan sólo te demuestra
que eras esclavo involuntario de tus anteojeras,
y la inmensidad del panorama ahora revela tu insignificancia...
y es que por quedarte absorto con cada árbol
te olvidaste de mirar el bosque
y cada tanto, es necesario pisar esas tachuelas
que te recuerdan que tenés los pies sobre la tierra
cuando estás volando muy alto...
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