Cuando no es buena consejera la impulsividad,
pero la represión de la expresión carcome por dentro;
cuando ni contención ni liberación parecen ser soluciones factibles,
se sorprende nuevamente naufragando, muy a su pesar, en los océanos de confusión,
donde pone exageradamente fuerte la música para interrumpir la conversación con su "Yo" más profundo.
Cuando se encuentra atrapada entre las mareas de su personalidad,
las sonrisas se le escurren como arena en las manos.
Y apelando a querer creer en las habilidades del tiempo en su roll de "mejor escritor",
no hace más que rendirse y caer de bruces en otro intento fallido de querer soportar su cruz.
Y ya no le importa que se caiga su careta de risas, porque, cada tanto,
se permite su dosis de realidad desteñida...
Y cuando estallan en su cielo sentimientos como fuegos de artificio,
las contradicciones que implican sus fuerzas se repelen, pero convergen siempre al mismo lugar,
describiendo esa eterna generala de emoción.
Y embriagarse de ilusiones no va a ser alternativa una vez más,
porque hipotecó su vida en cada factura de esa resaca que, burlista,
le recuerda que no había ni un ápice de realidad.
Y a cada paso recuerda que tan solo está a un paso del game over,
y tiene que defender con uñas y dientes,
llevando a rastras la memoria, las heridas y el corazón a medio bombear...
Porque la aguja no espera, y no será excepción,
cuando el mundo no deje de girar para que ella se arregle...
Impresionante. Me dieron ganas de escribir.
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