viernes, 20 de enero de 2012

Perdiendo el norte

Y resulta que detrás de su armadura de omnipotencia,
se encuentra una vez más frágil al sol,
cabalgando en círculos en bosques de confusión y duda,
rodeada de un espeso clima de cobardía que no quiere afrontar...
Pero el silencio siempre da lugar a la suposición,
¿y si la duda se convirtiera en certeza?
¿Qué pasaría con sus cimientos?
Y con la disyuntiva del que quiere saber
pero no lograr una mentira inducida,
se pregunta a los brazos de quién ir a llorar,
si van manchándose de uno por vez los ojos que creía sinceros..
Si le giran el centro pierde su norte,
y aún así piensa que se tiene lo que se merece.
Entonces el karma debe tener un saldo a su favor...

viernes, 6 de enero de 2012

Entre líneas

Siendo otra noche de esas en las que la nostalgia se sienta en sus piernas,
y la tristeza se ofrece otra vez como musa inspiradora,
miles de versos fluyen de su pensar, sin hilvanar ideas completas.
Doscientos pesos de ilusiones sueltas.
El complot de sentimientos teniendo al insomnio como cómplice,
le muestran una y otra vez una verdadera película de momentos y palabras que supo decir.
Y aunque se esfuerce, siempre habrán cosas que no logre comprender,
y se pregunta si la única respuesta a sus interrogantes será dejar de preguntar,
porque, por muchos esfuerzos que haga, siempre algo excede a su razón.
Y decide dejar de buscar excusas que justifiquen  verdades que están tan claras,
porque bien sabe que donde sobran las excusas faltan los motivos,
y la verdad jamás debería doler...
Que en cambio lo que duele es la disonancia entre realidad e ilusión;
Ilusión que armamos en plan de concebir la felicidad bajo prototipos de confort garantizados,
pero poco posibles, a fin de cuentas.
Y si mil reiteraciones crean una verdad,
su verdad es que no aprende más!
Porque la diferencia es abismal entre tropezar una vez más con la misma piedra, que enamorarse de ella,
y debería optar por dejar de proyectar y comenzar a aceptar lo que tan claro está en el aire.
Los sapos jamas fueron príncipes, los ratones jamás corceles, ni las calabazas jamás carrozas...